Se trata del guiso más indiscutiblemente gijonés de todosGijón mira al mar, y huele a mar cuando el Cantábrico golpea los muros de la playa de San Lorenzo con toda su fuerza.Son varias las playas que adornan nuestra ciudad, pero sólo hay una “playa de Gijón” y esa es San Lorenzo, situada en el centro de nuestra villa. Todos los gijoneses hemos pasado la mitad de nuestra vida entre su arena y enredándonos con las algas de la orilla, aún pisamos la fina capa de carbón que el Castillo de Salas vertió en nuestras costas hace tantos años.La playa huele a verano, a niños corriendo entre el pedreru, a bocadillos de tortilla y helados, y también a marisco, a los ermitaños y camarones que el Minichef “carreta” en el caldero orgulloso de sus capturas.
Y a pulpo, ese invertebrado extraordinariamente inteligente capaz de mimetizarse entre las rocas que le sirven de hogar.